jueves, 24 de julio de 2014

Beneficio De Las Zanahorias

Su cultivo para la ali­mentación humana es muy reciente. La razón es que esta planta originariamente era bas­tante venenosa. Fueron los hortelanos franceses y alemanes quienes eli­minaron su peligro. Por medio de una paciente selección y cruces neu­tralizaron su veneno y produjeron las raíces que, hoy en día, son un compendio de vitaminas.

Usos y virtudes

La zanahoria contie­ne mucho agua (casi el 90%) y es hipocalórica, aporta a la dieta sólo un 40% de calorías. Además es antioxidante y un efi­caz protector de la piel. El organismo humano necesita unos 2 miligra­mos diarios de vitamina A y la zanahoria contie­ne entre 4 y 10 mg. por cada 100 gramos. Esto es fundamental para pro­porcionar un desarrollo armónico del cuerpo de los niños.

A su vez también ayuda a la secreción de leche ma­terna. Previene los proce­sos degenerativos de la piel y regula los procesos intestinales. Esto último se consigue por su rique­za en fibra. Por otra parte equilibra la secreción bi­liar y favorece el aumen­to de glóbulos rojos.

CUTIS

Por sus características la zanahoria ofrece una protección básica a la epidermis cuando la piel se expone a los rayos so­lares. También mediante algunos alimentos la piel puede permanecer sua­ve, tersa y bronceada du­rante el verano.

Un régimen rico en caro­tenos favorece el bron­ceado y la zanahoria los posee en grandes can­tidades. Los carotenos tienen grandes virtudes dietéticas y a la vez pro­tegen la piel de la influen­cia negativa del sol. Man­tienen la piel hidratada y le proporcionan un tono bronceado. Comer za­nahoria unos días antes de tomar el sol ayuda a proteger la epidermis pues sus betacarotenos activan la produccion de la melanina.

La zanahoria es, después del perejil, el alimente con mayor proporción de betacarotenos. Pertene­ce al grupo de caretanoi­des, formado por más de 600 compuestos natura­les. Desempeña un papel muy destacado porque actúa como un precursor de la vitamina A. Puede transformarse en esta vitamina cuando lo nece­site el organismo.


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